Un grupo de trabajadores de Pemex realiza labores en una plataforma petrolera ubicada en el estado de Campeche. Foto de AP/Darío López Mills.

21 de sep. (Sentido Común) -- El exitoso regreso de la empresa estatal Petróleos Mexicanos a los mercados de deuda internacionales --con la emisión de tres bonos globales a siete, 10 y 30 años, que le permitieron recabar siete mil 500 millones dólares y tuvieron una demanda de 5.1 veces el monto ofertado-- no tardó en ser un evento que presumió el presidente Andrés Manuel López Obrador.

     Para el mandatario, la transacción, la mayor en la historia de la compañía petrolera estatal, fue una clara señal de confianza por parte de los inversionistas locales e internacionales, no solo en el futuro de Pemex sino en el rumbo económico del país.

     “Hay confianza en Pemex como empresa productiva y hay confianza en el país”, dijo López Obrador al día siguiente de la operación en su conferencia de prensa matutina.

     Otros, sin embargo, dicen que si bien el regreso de Pemex es una buena señal, el elemento que pudo incrementar la “confianza” de los inversionistas en la empresa fue el premio, o la sobretasa, que ofreció pagar a quienes decidieron adquirir sus bonos.

     En otras palabras, las altas tasas de interés que Pemex decidió pagar a sus acreedores fueron las que devolvieron la “confianza” en la compañía y le permitieron recabar esa importante suma de recursos. Esto porque sin esas tasas las dudas que aún perduran en diversos círculos financieros y petroleros sobre la capacidad de la empresa para restaurar sus volúmenes de producción de crudo hubiesen impedido la transacción.

     Si Pemex no hubiese ofrecido las altas tasas de interés que finalmente otorgó, los inversionistas difícilmente se hubiesen atrevido a comprar sus papeles por los altos riesgos asociados a Pemex tras experimentar un descenso continuo de su producción de crudo a lo largo de los últimos 15 años.

     “Si estás en una situación difícil [cómo está Pemex], tienes que pagar más”, dijo Patti McConachie, una analista con Columbia Threadneedle, al diario británico Financial Times. “No es una mala transacción para Pemex, pero no hay duda que tuvo que pagar para tener certitud” de éxito.

 

¿Qué tanto pagó?     

El costo para generar la “confianza” de la que habló López Obrador fue evidente en los tres bonos que colocó la petrolera hace unos días.

     Por ejemplo, en el bono a 10 años, la petrolera decidió pagar un cupón de 6.85%, o una tasa de interés 2.6 puntos porcentuales superior a la que la empresa petroquímica mexicana Alpek, filial del conglomerado industrial Alfa, pagó cuando colocó un día antes una deuda con el mismo plazo con una tasa de 4.25%.

     Este diferencial se dio aun cuando Alpek tiene una calificación crediticia muy parecida a la estatal, lo que indica que los inversionistas ven más riesgos en Pemex que en la empresa petroquímica con sede en Monterrey.

     Así, más que confianza, Pemex tuvo que aceptar un mayor costo u ofrecer un mayor premio para poder regresar a los mercados de manera exitosa.

     De hecho, si se compara ese bono a 10 años con el que la empresa emitió en febrero del año pasado por el mismo lapso pero a menor tasa (5.35%), la petrolera tendrá ahora que pagar cerca de 38 dólares más de intereses por cada 1,000 dólares de deuda que emitió en ambas ocasiones.

     Para algunos analistas, quienes compraron la deuda de Pemex lo hicieron, no tanto por confianza, sino porque ofreció un rendimiento similar al de bonos que ya tienen una calificación crediticia especulativa, o basura, aun cuando la petrolera no está en esa categoría crediticia.

     Pese a sus problemas operativos y financieros, Pemex es considerada todavía como grado de inversión por las agencias calificadoras Standard & Poor’s y Moody’s Investors Service.

     Fitch Ratings colocó a Pemex en grado especulativo en junio de este año.

     Claro que los rendimientos que tuvo que ofrecer Pemex en los tres bonos que colocó la semana pasada no son los únicos indicadores de las valuaciones adveras que muchos inversionistas tienen de la petrolera mexicana.

     La prima del seguro para cubrir un posible impago de Pemex, también conocida como Credit Default Swap, o CDS, está hoy en niveles superiores a los de empresas calificadas como especulativas.

     El CDS de Pemex a 10 años se ubicó recientemente en 402.95 puntos, de acuerdo con el sitio Riskvar, o un nivel de 136 unidades por arriba de la petrolera brasileña, Petrobras, cuyos bonos sí tienen calificaciones ubicadas en grado especulativo.

     Claro que el CDS a cinco años de Pemex cotizaba hasta la semana pasada en 290 unidades, o casi 70 unidades por debajo del máximo del año que alcanzó a finales de agosto.

 

Origen de confianza

Pemex en buena medida ha logrado conservar el grado de inversión gracias al apoyo que por años le ha ofrecido el gobierno federal.

     Ese apoyo se ha visto incluso reforzado con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador al poder en diciembre pasado, al grado que para el próximo año la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ya propuso dar un respaldo a la petrolera por 86 mil millones de pesos (cuatro mil 435 millones de dólares), que incluye inyecciones de capital y una reducción de su carga fiscal.

     A eso, hay que sumar los cinco mil millones de dólares adicionales que anunció Hacienda recientemente que inyectaría en la compañía para que pueda pagar adeudos de corto plazo; más otros apoyos que ha recibido a lo largo de 2019.

     El interés del gobierno por fortalecer la situación financiera de Pemex --que carga con una deuda de 104 mil 400 millones de dólares, la mayor para una petrolera a nivel mundial-- es reputacional y de protección al sistema financiero mexicano a fin de ahuyentar los temores de que la petrolera pudiera crear un problema sistémico si incumple con sus obligaciones, dijo Luis Manuel Martínez, analista de Pemex con la calificadora Standard & Poor’s, en entrevista telefónica.

     Es en esta consideración en la que muchos inversionistas basan su “confianza” al prestarle dinero a Pemex, sobre todo porque hasta ahora el gobierno mexicano nunca ha dejado de respaldar a la empresa para que no deje de cumplir con sus obligaciones financieras.

     Aunque claro que eso no implica que no le exijan un mayor premio a la petrolera para entregarles sus fondos, como claramente ocurrió la semana pasada con la compra de los tres bonos de largo plazo que emitió Pemex en los mercados internacionales.

     “Desde hace décadas los mercados han asociado el riesgo de Pemex al del gobierno federal, y si Pemex incumpliera, pensamos que pudiera generarle un riesgo reputacional y eso afectaría el acceso de México a los mercados”, agregó  Martínez. “Aunque el gobierno de México no está obligado legalmente a apoyar a Pemex, pensamos que de manera voluntaria el gobierno la apoya porque existen incentivos”.

 

 


Fecha de publicación: 20/09/2019

Etiquetas: México Pemex bonos inversionistas López Obrador confianza tasa interés