La inversión física sin incluir a Pemex toca apenas el 1.3% para 2020.

12 de sep. (Sentido Común) -- La esperanza que muchos tienen de un mejor desempeño de la economía mexicana en la segunda parte del año deberá enfrentar un obstáculo no menor, autoimpuesto por la administración de Andrés Manuel López Obrador, en su intención de mantener finanzas públicas sanas.

     Para algunos expertos, el gobierno mexicano se ata de manos a sí mismo para invertir en obra pública, así como para proveer bienes y servicios, al establecer una meta de superávit primario de 0.7% del producto interno bruto del país en 2020, porque tendrá que seguir recortando gastos para compensar los menores ingresos que entren a las arcas públicas, si la economía sigue de capa caída.

     El superávit primario es la diferencia entre los ingresos obtenidos por el gobierno y los gastos que realiza, sin considerar el pago de intereses, o una medida que ayuda a evaluar la capacidad de un gobierno de hacer frente a sus obligaciones de deuda.

     La meta de superávit primario de 0.7% del PIB fue menor que la meta establecida inicialmente en los precriterios generales de política económica para 2020, que era un superávit de 1.3%, sin embargo, algunos creen que aún será un elemento que limite los recursos destinados a inversión.

     La prueba de esta aparente incompatibilidad de una mayor inversión pública con un superávit elevado se puede observar en el recorte aplicado en la inversión física del gobierno o aquella que se aplica a proyectos de infraestructura y que tiene un efecto benévolo en el empleo.  

      La inversión física de México disminuyó de los 670 mil 500 millones de pesos en el presupuesto de 2019 hasta 634 mil 400 millones propuestos en el Proyecto de Presupuestos de Egresos de la Federación 2020.

     Este monto es el más bajo desde hace tres años, cuando la inversión ascendió a 717 mil 575 millones de pesos, de acuerdo con datos del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

     El gobierno no ha acelerado en la inversión física y pública desde tiempo atrás. De hecho, la inversión pública ha representado 2.9% del producto interno bruto en los últimos dos años, la mitad de la proporción en 2006 y con los actuales objetivos fiscales establecidos por el gobierno esta tendencia en los recursos destinados a la obra pública difícilmente cambiará.

     “El hecho de que el gobierno esté tratando de cumplir medidas fiscales austeras, hace que las expectativas en el gasto de inversión sean bastante austeras, por lo tanto, no continuará en crecimiento”, dijo Ariane Ortiz-Bollín, analista de Moody’s Investosr Services, en una reunión con medios vía telefónica.

     Al cierre de julio, la inversión física, sin tomar en cuenta a Pemex, sumó 322 mil 241 millones de pesos, una reducción de 15.8% anual, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda.

      Los mayores recortes se observaron en ciencia, tecnología e innovación (98.1% anual), protección social (99.2%) y en justicia (95.7%).

     La inversión de infraestructura del gobierno se enfoca en Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y la Secretaría de Comunicación y Transportes, de acuerdo con datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), lo que limita el crecimiento de otros sectores.

     “Al concentrarse en estos ramos dejan poco espacio para crear infraestructura en educación y salud”, dijo Alejandra Macías Sánchez, investigadora del CIEP, durante la presentación de un estudio elaborado por ese centro que recomienda políticas públicas.

     El gobierno mexicano junto con la iniciativa privada fijó como meta que la inversión represente 25% del producto interno bruto en los próximos dos años. De este total, 5% correspondería a la inversión pública.

     No obstante, México requiere al menos el doble de lo que se propone en el presupuesto para el siguiente año para atender las necesidades de la población, de acuerdo con estimaciones de la organización México Evalúa.

     Claro que el gobierno también está limitado en el gasto por el pago de pensiones y el costo financiero. Estos dos últimos rubros acapararán 6.5% del producto interno bruto en 2020, mientras que la inversión física sin incluir a Pemex toca apenas el 1.3% con una tendencia a la baja.

     “Es necesario fortalecer la confianza para promover la inversión en el país”, dijo Mariana Campos, analista de México Evalúa. “Estas inversiones, incluyendo las públicas, son las que apuntalan a la economía”, añadió.


Fecha de publicación: 12/09/2019

Etiquetas: inversión México fiscal López Obrador